De cara al futuro, la mayoría de las personas evaluamos cómo fue el año que está por terminar. En algunas ocasiones, nos sentimos satisfechos con lo que hemos logrado, pero, en otras, nos damos cuenta que nuestros propósitos de año nuevo se quedaron solo anotados en una hoja de papel pegada en el refrigerador. Por eso, hoy te daremos algunas claves para que puedas llevar a cabo todo lo que quieres hacer este año que empieza y que cuando acabe no te quedes con el remordimiento. Así que sigue leyendo o adquiere más herramientas de organización con nuestra Maestría en Protocolo y Gestión de Eventos.
Índice de contenidos
Cómo desarrollar los propósitos de Año Nuevo
Está comprobado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland que solo el 20 % de las personas logra cumplir sus propósitos. Esto es debido a que se trata de metas poco realistas o no factibles, como si fuera tan fácil cambiar de trabajo, dejar de fumar y terminar con nuestras deudas.
Lo realmente importante ahora es definir cuáles serían unos propósitos a los que llames «realistas». Estos objetivos a corto plazo se tratan de acciones que, aunque sean inmediatas, te van a servir de motivación. Algunas ideas son:
- Desarrollar tu lado artístico.
- Pintar y remodelar tu casa.
- Adoptar una mascota.
- Probar nuevas recetas de cocina.
Consejos para lograr lo que nos proponemos en un nuevo año
Ya que tienes en mente algunas metas fáciles de conseguir, te decimos algunas recomendaciones que te ayudarán a hacerlas desde que empieza el año.
- Comienza por delimitar tus propósitos: No busques abarcar una gran cantidad de metas, sobre todo, si estas se perciben un tanto difíciles de cumplir. Enfócate en hacer una lista de los propósitos de año nuevo que se acerquen más a tu realidad. Por ejemplo: estudiar una maestría de manera online. Es mejor conseguir un objetivo que dejar en el aire una lista de diez metas inconclusas.
- No dejes pasar mucho tiempo para empezar: Inicia lo más pronto posible para no dar paso a las dudas que terminan en una terrible procrastinación.
- Basa tus propósitos con el modelo SMART: Se trata de un acrónimo en inglés de las características que debes considerar en tus objetivos fijados. Estos deben ser específicos (S), medibles (M), alcanzables (A), realistas (R), con tiempo determinado (T).
- Comparte tu progreso: Como seres sociales, sobre todo en estos tiempos de gran acceso a la información, necesitamos incentivarnos a nosotros mismos. Si encontramos a otras personas que busquen los mismos objetivos, la búsqueda por lograrlos será un camino mucho más motivador. En otras palabras, intenta buscar apoyo.
- Vive el presente: Si bien lo que nos motiva a realizar estos propósitos es imaginar aquel futuro perfecto en el que hemos llevado a cabo todo lo que tuvimos en mente, lo mejor es que no te obsesiones pensando mucho y en lo que en realidad te falta para llegar a él. Esto va más allá y te explicamos, es importante que nos fijemos metas para establecer un punto al que queremos llegar. Esto es motivador, pero sobre todo nos reta a nosotros mismos. Sin embargo, no debemos dejar de disfrutar lo prometedor que resulta el camino.
- Pensamientos optimistas: Son los predilectos para lograr una conexión a nivel neuronal que nos ayudará a fijar buenos y nuevos hábitos, pero, en especial, a mantenerlos. En otras palabras, termina con los desgarradores «no puedo» que nos llenan la cabeza de malas decisiones.
- Celebra tus avances: Aunque se traten de pequeños o, para ti, insignificantes cambios. No les restes importancia porque cada paso te acerca más a la meta y eso tiene un valor muy importante.
Importancia de fijarnos propósitos de Año Nuevo
Esa acción inicial en la que nos hemos decidido por trazar metas y objetivos es el primer gran avance. Este hecho nos proporciona un enfoque, es decir, hemos establecido una meta que canalizará nuestra energía de una manera positiva. Ubicamos entonces un punto al que hemos decidido llegar sí o sí.
Cuando una persona carece de metas, se percibe como alguien que vive a la deriva, sin rumbo ni mucho menos energía. Fijarnos objetivos nos mantiene ocupados pensando en el cómo. Esta constante cuestión nos convierte en personas con motivación y entonces llegamos a la posición en la que podemos medir nuestro propio progreso. Es el crecimiento, ahora, el que nos recibirá en la cima de nuestra propia escalada y es en este momento en el que nos daremos cuenta del avance que ha significado para nosotros.
Los sentimientos y las emociones que produce incluir nuevos y buenos hábitos en nuestra vida cotidiana y que nos hacen sentir mejor se controlan por la dopamina. Estas mismas emociones positivas amplían nuestro repertorio de pensamientos y acciones, desarrollan también nuestra creatividad.
Bajo un estado de ánimo tan positivo, somos capaces de generar soluciones innovadoras ante cualquier situación. Estas emociones mejoran nuestra manera de percibir las cosas que se presenten en el camino, nos vuelven persistentes al momento de enfrentarnos con semáforos rojos que adviertan algún posible fracaso. Finalmente, nos convierten en seres con una fortaleza capaz de aceptar retos cada vez mayores.
El efecto de darle un enfoque positivo a nuestras emociones
Se ha comprobado que las personas con emociones positivas responden de forma más productiva y entregan lo mejor de sí mismas. Encontrar aquel libro que habías dejado pendiente y retomarlo como propósito de Año Nuevo ya no suena tan mal. Volver a tomar el lápiz para escribir unas líneas antes de dormir puede convertirse en el siguiente gran tema de conversación. La vida nos presenta una amplia gama de oportunidades para mejorarla. Recae en nosotros la responsabilidad de decidir si nos ocupamos de eso o permitimos a otro año pasar ante nuestros ojos, mientras permanecemos sentados en la agonía de la incertidumbre.
El cambio, la motivación y el crecimiento no deberían ser palabras que nos generen miedo e incomodidad. Se trata de estados que bien nos han de conducir a la mejora y bienestar de nosotros mismos. Después de todo, escribir una lista con propósitos de Año Nuevo no es una actividad que se tenga que hacer a la ligera y restándole importancia. Su razón principal de existencia es uno mismo. Nosotros, quienes somos y seremos nuestros acompañantes en este camino al que hemos llegado sin gran idea de cómo lograr sobrellevarlo.
En estos tiempos en el que se ha visto retada la propia existencia, buscar la manera de llegar a esa sensación de dicha y plenitud ha dejado de sonar egoísta. De cara al Año Nuevo, enfocarse en uno mismo y en lo que nos gustaría hacer es la tarea obligada en la que pensaremos al escuchar las famosas doce campanadas.